Tras haber finalizado la consolidación de un paso provisorio y alternativo para garantizar la circulación entre Olivera y Goldney, este jueves se realizó la demolición de la vieja estructura. En los próximos días se iniciarán los trabajos de construcción del nuevo puente, cuyos pilotes se ubicarán más abiertos, evitando la obstrucción del curso de agua y los endicamientos que se producen por acumulación de ramas y residuos.
El futuro puente tendrá 7 metros de ancho -uno más que los seis de la estructura actual- y 61,50 metros de largo -casi el doble que los 36 que alcanzaba el paso demolido-. Asimismo, contará con pilotes, cabezales, losas y calzadas de hormigón H25, además de defensas vehiculares en sus laterales.
La obra apunta a aumentar la capacidad de evacuación de los caudales, facilitar el escurrimiento de aguas y contribuir a la mitigación de inundaciones. Los trabajos son financiados por la Dirección de Saneamiento y Obras Hidráulicas, dependiente del Ministerio de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires.